martes, 25 de mayo de 2010

Festeja la uva del desierto


Festeja la uva del desierto
y el sol te dirá
el nombre de la hierba;
no te canses de pensar
que todo vuelve a vivir contigo,
aún, si los cuervos
te arremolinan sus alas de muerte.

Si ríes, si lloras,
el génesis torna de nuevo en tu sangre
el punto de partida.
La vertiente natural del hombre
es caer en el helecho
y besar la mejilla de alguna estrella.
 Las mil caras del mundo:
no te inquietes por saber la diferencia,
eres tú, de entre las mil direcciones,
sólo algunas dan fuego
al paisaje de tu rostro.

El frío sopla
donde tu imaginación lo cultiva,
deja al viento llevar la helada
por los caminos que no te son accesos.
Si después acabas llegando,
tu alma no sabrá del miedo:
cuando callas sin memoria comienza tu viento.

miércoles, 28 de abril de 2010

NAUFRAGIO


Inerme como una abeja
zumbando sobre sí misma
atenazada por el tiempo que termina,
entre la vida llena de polen
y la muerte desconocida,
zumbando atolondrada,
confusa,
entre mieles antiguas
y flores inasibles,
borracha de vida
                            que se extingue,
y estrellas inalcanzables,
zumbando triste
lejana del panal
y exilada de su reino
alquímico de vibraciones
y azúcar.

Como una abeja inerme
pequeña y sola,
meteoro final,
ausente de la flor
de naranjas y duraznos,
cercana al vértigo,
al perfume abismado,
dejándose llevar
en la tierra caída
del “nunca más”
entre recuerdos de melazas
y vibraciones. 
                                                 MARIO MAZZA
                                                     9/92