Festeja la uva del desierto
y el sol te dirá
el nombre de la hierba;
no te canses de pensar
que todo vuelve a vivir contigo,
aún, si los cuervos
te arremolinan sus alas de muerte.
Si ríes, si lloras,
Si ríes, si lloras,
el génesis torna de nuevo en tu sangre
el punto de partida.
La vertiente natural del hombre
es caer en el helecho
y besar la mejilla de alguna estrella.
Las mil caras del mundo:
no te inquietes por saber la diferencia,
eres tú, de entre las mil direcciones,
sólo algunas dan fuego
al paisaje de tu rostro.
El frío sopla
donde tu imaginación lo cultiva,
deja al viento llevar la helada
por los caminos que no te son accesos.
Si después acabas llegando,
tu alma no sabrá del miedo:
cuando callas sin memoria comienza tu viento.