Aquella vez
tú estabas entre las piedras,
el sol creando aureolas
en tu cabello mojado,
tus ojos azules y grandes
perdidos y lejanos
en la caída del agua
eterna de primavera
y de peces que encendían.
tu traslúcido vestido blanco
estaba recogido en tu vientre
y las llamas del día
reflejaban en tus muslos
la alegría de la piel,
la suavidad del color durazno.
las mariposas tejían su magia
sobre tu pelo irisado,
y el tiempo inmovilizado
en tu cuerpo de gacelas
refulgía de cristales.
Eras solamente toda la tierra
Pulsando los temblores
De la fuerza de la Vida.
En tu boca tierna,
ionizada por el agua,
todo el fuego en tu corazón
se estremecía de verano.
Tu imagen era bella:
MARIO MAZZA
